¡Y llegó el día! El último día de caminata y de peregrinación; el día en que llegaríamos andando hasta Compostela después de unos 120 km.
ETAPA 6: De Padrón a Santiago de Compostela
La jornada amaneció lluviosa… y no sólo no mejoró, sino que fue a peor. Lo cierto es que fue nuestro único día de mojarnos durante la aventura, por lo que en realidad nos consideramos bastante afortunados. Caminar bajo el sol se hace bastante más penoso que bajo la lluvia, pero la lluvia es muy incómoda. A Dors_Seldon le sirvió el aguacero para comprobar que un impermeable súper chachi que se había comprado en El Corte Inglés no era tan impermeable (ni, por tanto, tan chachi); y a mí que mi traje de lluvia estaba ya tan viejo y gastado que tampoco era ya impermeable.
Los pies, sin embargo, aguantaron bien, y aunque caminar mucho rato sobre mojado hace que se le reblandezca a uno la piel y que se sufran más las irregularidades del terreno, a mí lo que me molestaban más eran las zonas de «piel gastada» de las que os hablé en la entrada anterior. Pero nada especialmente grave. Más me incomodaban el chubasquero y la lluvia incesante, la verdad.
Por cierto, que a Dors_Seldon le descambiaron el impermeable en El Corte Inglés cuando volvimos.
En la foto de arriba podéis ver una estampa muy típica de otros Camiños y que en el portugués no abunda tanto: la etapa pasando por las callejuelas de piedra de pequeñas aldeítas en las que es más común encontrar terneras que humanos. La foto siguiente es de una máquina de «vending» integrada en el entorno rural. Me encantó.
Al cabo de no mucho rato pasamos por una población mayor, y concretamente frente a la que parecía la iglesia del Santo Dólar (ver foto). Una vez entramos y preguntamos nos dijeron que se trataba del Santuario da Escravitude, y el palito del dólar era más bien un clavo de la cruz. Pero decidme si la primera impresión no es la de la divisa más famosa del mundo…
Dentro de la iglesia de la Esclavitud nos selló la credencial un señor muy amable, y seguimos la etapa alejándonos de la carretera, la sempiterna nacional 550, que discurre paralela (o simultánea) al Camiño portugués.
A partir de aquí la etapa transcurrió nuevamente pasando por la clásica variedad de paisajes a la que ya estábamos acostumbrados, lo cual era algo maravilloso, dado que se trataba de la última jornada. Me explico. Por un lado, nos habían dicho que la última etapa era muy fea. Por otro, mi experiencia en el camino Francés, el del Norte y el de la Vía de la Plata había sido exactamente esa: todas estas rutas convergen el las dos o tres últimas etapas, y la última, la que llega a Santiago desde Lavacolla, entra a la ciudad por el aeropuerto y por un horroroso polígono industrial. Así que pasar TODA la etapa atravesando bosques, praderas y pueblecitos… pues fue una gozada. Y la entrada a Santiago por esta ruta es infinitamente más bonita, a través de barrios residenciales.
Por tanto, desde este rinconcito de internet y con la autoridad que me confiero yo mismo, afirmo rotundamente: LA ÚLTIMA ETAPA DEL CAMINO PORTUGUÉS TAMBIÉN ES MUY BONITA. Ea.
Aparte de disfrutar del paisaje, nos encontramos con algunas cosas curiosas que podéis ver en las siguientes fotos. Por ejemplo, una señal de prohibido ir a más de DIEZ por hora. Creo que nunca había visto un límite tan bajo. Y luego, algo que sólo se explicaba viendo la de agua que nos estaba cayendo encima: musgo creciendo entre las piedras que forman el macadán del asfalto. Una textura súper curiosa de pisar.
Aunque estábamos disfrutando mucho la etapa, también estábamos cansados y con ganas de reposar en un sitio seco, así que encontrarnos con esta bifurcación fue un reto inesperado:
¿Qué sería mejor? ¿Ir por Santa Marta o ir por Conxo? Nos habían dicho que cuando viéramos rutas «complementarias» o «alternativas» las tomáramos, pero ¡este no era el caso! Se trataba de dos «rutas principales». Y sabiendo que estábamos ya muy cerca (y mojados y cansados) lo que queríamos es tomar la más corta.
Nos empezamos a acumular en este cruce un número importante de peregrinos haciéndonos la misma pregunta. Entre nosotros y a Google. Pero Google no lo tenía nada claro tampoco. Finalmente, y tras consultar en foros sin fin, parecía que la opción más directa para llegar a la catedral era coger por Santa Marta. Y así lo hicimos. Creo que no nos equivocamos, ya que nuestra sensación fue de una entrada bastante directa en la ciudad, sin dar muchas vueltas. Así que, por si a alguien le sirve para cuando esté en esta situación y se ponga a buscar en Google, lo dejo por aquí: LA RUTA POR SANTA MARTA ES MÁS DIRECTA Y MÁS CORTA. Aunque puede que por Conxo sea más bonita. Si alguien puede corroborar toda esta información, que nos lo escriba en los comentarios, porfa.
Y así, entrando por la zona residencial de Santiago y pasando por la Avenida de Rosalía de Castro, ¡llegamos finalmente a la Catedral! ¡Desde Tui hasta el corazón de Compostela! ¡Victoria!
Pasamos en Santiago un par de noches en la pensión Tambre. MARAVILLOSA. Incialmente no parecía gran cosa, y además daba la impresión de estar muy alejada del centro. Pero en realidad eran no más de 10 minutos andando hasta la catedral (Santiago es más pequeña de lo que parece), estaba muy bien cuidada, las dueñas eran encantadoras y, encima, nuestra habitación hacía esquina y tenía dos ventanas: una que daba a todas las colinas verdes y otra desde la que se veía la ciudad… y desde esa ventana pudimos ver los fuegos artificiales del Día de Santiago, desde la cama. ¡Qué gozada!
Eso es algo, por cierto, que no habíamos comentado: llegamos a Compostela el viernes 23 de julio, por lo que al día siguiente por la noche se celebrarían las festividades del Apóstol. No lo habíamos hecho a propósito; es más: querríamos haberlo evitado, pero finalmente las fechas que nos cuadraron para el viaje fueron las que fueron. Mas como no hay mal que por bien no venga, pudimos disfrutar de unos más que bien costeados fuegos artificiales desde nuestra habitación (♥).
Eso sí: la contrapartida (y razón por la que queríamos evitar esas fechas) es que las previsiones se cumplieron: estaba todo abarrotado de gente. Ni siquiera conseguimos entrar a ver la Catedral; casi nos quedamos sin comer el viernes porque estaban llenos TODOS los restaurantes en un radio de dos kilómetros (prometo que no estoy exagerando); había despliegues de seguridad por doquier debido a la visita de los reyes; había escenarios montados por todos lados para conciertos que ya tenían el aforo completo… y así.
Pero pese a todo, Compostela es una ciudad que enamora, e incluso atascada de turistas y peregrinos merece mucho la pena la visita. O será que yo le tengo mucho cariño después de cinco Camiños.
Os comento algunas de las fotos que tenéis sobre estas líneas. La primera imagen es una obra de arquitectura contemporánea muy curiosa que hay en el parque de Vista Alegre. La segunda es la entrada a dicho parque, que parece sacada de una película steam punk. MA-RA-VI-LLO-SA. Proclamo.
En la segunda línea de fotos tenéis el mercado de abastos, que aunque lo pillamos ya cerrando todavía llegamos a tiempo de comprar algunos quesos. El resto de las fotos son de las bulliciosas calles de Santiago, algunas bajo la lluvia y otras con la luz dorada del atardecer. Tengo que reconocer que aunque lo de que lloviera fue un fastidio, mi lado romántico estaba encantado de vivir en directo eso de que «Chove en Santiago», un precioso tema popularizado en la versión de Luar Na Lubre. Os lo dejo aquí:
Me habría gustado mucho ir a misa a la Catedral, aunque no fuera la misa del peregrino. Pero fue absolutamente imposible: aforo completo. Así que intenté buscar la iglesia más antigua que pude para asistir a una, el sábado por la tarde. Fue sorprendentemente difícil encontrarla: la mayoría de las iglesias del centro sólo celebraban una misa el sábado, y había sido por la mañana. La única que me cuadró fue la iglesia de Santa María Salomé, donde la misa la ofició un cura muy, muy mayor, que se movía muy despacito y con mucha dificultad, pero ahí estaba al pie del cañón. Como curiosidad, comentar que la iglesia de Santa María Salomé es la única dedicada a esta Santa, madre del Apóstol Santiago, y que tiene en la clave de la portada una Virgen amamantando al Niño, y a la izquierda una virgen embarazada.
Y hasta aquí el Camino de Santiago. ¡Pero no Galicia! Como ya habíamos comentado en la entrada sobre los preparativos, ya que estábamos en Compostela y teníamos el coche, ¿por qué no aprovecharlo para patearnos un poco más la región? Así que aunque ya no sería andando, aún nos quedaban unos cuantos días de visitar sitios increíbles… ¡seguid atentos! ¡Empieza el pos-Camiño!