Sintra

Sintra, al lado de Lisboa, es una pequeña localidad con enclaves arquitectónicos y naturales de cuento de hadas.

Sintra es un pequeño pueblo muy cerca de Lisboa al que Dors_Seldon y yo fuimos hace ya algún tiempo (y, como siempre, tenía pendiente subir al blog). Si visitáis Lisboa no podéis dejar de ir a Sintra. Es como cruzar las puertas de Narnia. Meterse en un puñetero cuento de hadas en medio de la meseta. A las pruebas me remito.

Sintra

No sabría qué recomendaros. Todo lo que hay que ver es precioso. Lo más destacado son varios edificios monumentales que, si bien son bonitos, palidecen ante el entorno en que se enclavan: un bosque atlántico de impresionante belleza. Comenzaré por el Castelo Dos Mouros, simplemente porque por algún sitio hay que empezar, no porque sea mejor ni peor.

El castillo es una fortaleza medieval de piedra construida en una topografía abrupta que hace que haya recovecos, cambios de nivel, peldaños, juegos de volúmenes, luces y sobras, allá donde uno mire. La muralla perimetral recuerda a la famosérrima Muralla China, adaptándose a los desniveles del terreno con esa simulada plasticidad tan característica. La subida al castillo es también una preciosidad: un camino ascendente en zigzag que se va internando en el bosque de Hansel y Gretel.

Camino de acceso al Castelo Dos Mouros
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Adarve aleatorio en el acceso al Castelo
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Primeras dependencias y edificaciones del castillo
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Torre de dudosa utilidad pero maravillosa volumetría en la subida al castillo.
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El recién construido centro de interpretación/aseos/tienda del castillo ha querido reinterpretar en madera los caprichosos juegos del edificio original
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Muralla del Castelo Dos Mouros
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Muralla del Castelo Dos Mouros
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Muralla del Castelo Dos Mouros
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Muralla del Castelo Dos Mouros
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Como veis, es un sitio mágico. Para rodar pelis de Merlín y cosas de esas. Por cierto, que a la bajada nos cruzamos por el camino con un topillo. Chorrada suprema, pero me hizo mucha ilusión. Así soy yo.

Topillo en la bajada del castillo. Cuando era chico, recuerdo que en las pelis siempre salían muchos animales por el bosque, y cuando yo salía al campo lo más que me encontraba (y si había suerte) era una lagartija. Así que cruzarme con criaturas semovientes siempre me hace especial ilusión ^_^
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Por si esto no ha sido suficientemente cuento-de-hadesco para vosotros, ¿qué más podríamos poner en Sintra? Vale, un castillo en una ladera empinada con bosque mágico mola, pero… ¿y si añadimos un PALACIO con unos jardines que también sean tipo bosque de la bruja? ¿Sí? Pues, con todos vosotros… ¡El Palacio Da Pena! Que no es que dé mucha pena, es que así es como se dice en portugués «Palacio de la Peña» («peña» referido a roca, no a que haya mucha gente. Que también).

Palacio Da Pena
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Palacio Da Pena
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Muebles de madera labrada en el Palacio Da Pena
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Por fuera tiene un estilo muy ecléctico, y personalmente lo de que esté pintado de colorines no me termina de convencer, aunque reconozco que tiene su gracia… Por dentro son habitaciones llenas de muebles y aparatos antiguos, algunos realmente meritorios, como los que tenéis fotografiados sobre estas líneas, que son de rígida madera tallada.

Pero lo realmente impactante para nosotros fueron, nuevamente, los exteriores: la naturaleza pseudo-salvaje de los jardines, que invitaba a perderse en ella e imaginarse historias de druidas y héroes de leyenda.

Escaleras aleatorias en medio del bosque/jardín.
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Uno de los mil senderos del jardín del Palacio Da Pena.
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Una de las muchas grutas del Jardín. Aquí sí que mola jugar al pilla-pilla, al escondite, Dragones y Mazmorras…
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Esta parte del jardín era un bosque de helechos. ¡De HELECHOS! Que son plantas prehistóricas, pardiez. Y mirad qué tronco… Absolutamente impresionante.
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Templete en los Jardines del Palacio Da Pena.
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¡Cómo! ¿Que todavía queremos más fantasía? Pues… ¡SE PUEDE! Si con un castillo y un palacio no es suficiente… ¿Qué tal si construimos una finca de recreo expresamente diseñada para ser un escenario de película de fantasía? Una especie de parque temático del siglo XIX, con un edificio de estilo neogótico y unos jardines llenos de construcciones fantasiosas cuya única finalidad es decorar y estimular el juego y la imaginación… Grutas, pozos, torres… ¿Sí? Pues… ¡ale hop! ¡Bienvenidos a la Quinta Da Regaleira!

Fachada de la Quinta Da Regaleira
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Una de las torres decorativas de esta casa
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Belvedere neogótico que sirve como entrada (una de ellas) desde la calle
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Pqueño templete y torre MERAMENTE DECORATIVOS. Flipante. Yo creo que aquí es donde se inspiraron en El Señor de los Anillos para crear la estética de Lórien y de Gondor.
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Una de las torres/pozos. Cuya única función, nuevamente, es pasear por ella.
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La torre/pozo vista desde el centro
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…y vista desde abajo.
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Pues todavía quedan más cosas. Tenemos un palacio, un castillo, y una mansión mágica. Para el príncipe heredero y el bardo, el guerrero y el mago. ¿Y qué pasa con el clérigo? Que digo yo que habrá que completar el elenco de personajes del juego de rol… Pues aunque no esté en el propio pueblo, a muy poca distancia tenemos… UN MONASTERIO. Con el mismo aire mágico y el mismo enclave natural: el Monasterio Dos Capuchos.

Cruz de piedra cubierta de yedra en el exterior del Monasterio Dos Capuchos (me derrito *__*)
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Otra cruz y campana en el exterior del Monasterio Dos Capuchos.
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Porche de acceso al edificio del monasterio.
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El monasterio es un lugar muy recogido, tosco, extremadamente sencillo e incluso un poco agobiante por lo pequeño de sus dimensiones. Si al clérigo no le gusta, se puede mudar aquí el druida, que como veis le pega también.

Interior del Monasterio. Medieval, tosco y sencillo. Mágico.
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Dors_Seldon asomada a una de las microventanas de una celda.
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Exteriores del Monasterio Dos Capuchos. Naturaleza exuberante por doquier.
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Y si el druida prefiere no estar encerrado entre cuatro paredes, todavía puede ir a otro sitio más de Sintra… El «Parque Das Merendas». Y sí, es una delicia ir allí a merendar. Más naturaleza, más árboles, más senderos… Pero esta vez sin edificio al que adscribirse. Sólo la naturaleza. Un parque.

Ya quisiera tener yo este parque al lado de mi casa… ¡Hasta adoptoría un perro sólo para tener que pasearlo por aquí!
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Parque Das Merendas
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Los que seguís el blog ya os imaginaréis que, para mí, esto no es sólo una delicia para la vista, sino también para el olfato (la fragancia de los árboles, y de la tierra húmeda es cautivadora) y para el tacto: las texturas de la hojarasca mojada, las alfombras de musgo, las grandes piedras pulidas por el devenir de los siglos… son absolutamente deliciosas. Toda una experiencia organoléptica. ¡Abrazad el descalcismo, herejes! xD

Si estáis ya teniendo una sobrecarga de verdor druídico, sólo recomendaros que, por cambiar de ambiente, visitéis también el Cabo Da Roca y Azenhas Do Mar, que están muy cerquita de Sintra y creo recordar que pillaban más o menos en el camino del Monasterio. Unos acantilados, faro, playa atlántica y pueblecito muy agradables.

Cabo Da Roca
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Para terminar, comentaros que los dos sentidos que me he dejado atrás también recibieron su recompensa en Sintra. La gastronomía portugesa es excelente, pero en concreto en este viaje descubrimos una delicia llamada «Queijada», un dulce típico que estamos deseando volver a tener la oportunidad de tomar. Y por último, una imagen que me gustó mucho: una tuna femenina. SINTRA MOLA.

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